Los portugueses empiezan a disfrutar la vida en la calle con la segunda fase de su desescalada, que permite la apertura de restaurantes, cafeterías y sus clásicas pastelerías, e incluso el regreso a clase para los alumnos de bachillerato, aunque con estrictas medidas de seguridad.
La jornada es vista como la primera de la «nueva normalidad», aunque la desescalada lusa comenzó oficialmente el pasado día 4, con la vuelta al trabajo de peluquerías, concesionarios, librerías y tiendas de hasta 200 metros cuadrados con salida a la calle.