Se llama In Galera y es el restaurante de moda en Milán. A priori, lo que notarían los comensales es la amabilidad del personal, lo acogedor del lugar por su decoración, la luz cálida y la exquisitez y sencillez de la carta.
Pero detrás de esta historia, aparentemente normal, hay un gran reto. In Galera pertenece a una cárcel de Milán, Bollate, donde los reclusos son los cocineros y camareros de este negocio, que a día de hoy cuenta con lista de espera.
“Lo nuestro es una actividad comercial. Queremos demostrar que la cárcel por primera vez no pide servicios, sino que los ofrece, y que además son servicios de calidad”, afirma Silvia Polleri la persona responsable del restaurante.
Los reclusos son los cocineros y camareros de este negocio
El reto consiste en dar a conocer este restaurante al máximo y conseguir que estos reclusos, cuando salgan de la cárcel, puedan ser contratados y obtengan un buen trabajo. Cuatro cocineros y cuatro camareros se enfrentan día a día a la labor de dar de comer a un variopinto público curioso por experimentar algo completamente inusual: desde parejas de jubilados a jóvenes estudiantes…
Para conseguir mesa, es importante hacer la reserva por teléfono; y una vez en Bollate, desde la zona de espera a los familiares, los comensales son dirigidos al restaurante sin pasar por ningún control de seguridad, y sin tener que enseñar sus documentos de identidad. El siguiente paso, es dejarse llevar por la experiencia, en donde si levantamos al cabeza a derecha e izquierda, sonreiremos porque los cuadros que decoran la estancia los carteles de La Gran Evasión o La Fuga de Alcatraz.