El Ayuntamiento de Roma presentó la restauración de la mundialmente conocida escalinata de la Plaza de España, uno de los símbolos de la capital, y pidió la colaboración ciudadana para preservarla y protegerla del vandalismo.
Al día siguiente de que la alcaldesa, Virginia Raggi, admitiera que la ciudad, que sufre las consecuencias de un caótico sistema de recogida de basuras, es «invivible», reconoció el «abuso» al que durante años estuvo sometido el monumento, construido en el siglo XVIII.