La morosidad de la banca española ha seguido mejorando en abril, hasta el 4,75 %, su mínimo en casi diez años, favorecidas por las moratorias y las líneas ICO para pymes y empresas aprobadas por el Gobierno para afrontar el embiste del COVID-19.
Los expertos calculan que este indicador, que mide el crédito impagado frente al volumen total concedido, no empezará a subir con ganas al menos hasta noviembre o diciembre, datos que se conocerán un par de meses después, y creen que las mayores subidas serán en 2021, aunque no se superará el récord del 13,61 % alcanzado en 2013.