Considerado durante siglos un idioma vulgar, un español roto y mal hablado en el sur de Filipinas, el chabacano aspira a refinarse, con normas de escritura definidas, para convertirse en una lengua noble que resista la creciente influencia del tagalo y el inglés.
Aunque se habló en diferentes partes de Filipinas, el lugar donde arraigó y donde todavía goza de vitalidad es Zamboanga, una ciudad en la isla sureña de Mindanao fundada por los españoles en 1635, cuando levantaron el Fuerte del Pilar, una atalaya militar para protegerse de las tribus, principalmente musulmanas, asentadas en la zona.