Tras décadas de salidas de las grandes empresas industriales fuera de Europa hacia los países de las zonas emergentes, en busca de menores costes en mano de obra e instalaciones y la apertura de nuevos mercados; la gran industria vuelve a Europa.
La aceleración económica de la Eurozona (prevista en 2016 del 1,6 al 1.7%), la baja inflación y la estabilidad económica del Viejo Continente en comparación con las turbulencias que se viven en otros países como China o Brasil, ha conseguido provocar el retorno de un porcentaje de la producción a suelo europeo.
Muchos de los mayores grupos industriales de Europa consideran al continente de origen una fuente de crecimiento estable. De esta forma, los empresarios creen que, aunque aún sea bajo, el crecimiento que se está generando ofrece más garantías que la incertidumbre de los nuevos mercados.