Así vivían los hombres de la Edad de Hierro

Tras más de dos décadas de excavaciones, un grupo de arqueólogos españoles ha logrado desenterrar la historia y el modo de vida de un poblado de la Edad de Hierro en el emirato de Sharjah.

Para llegar a esta zona arqueológica, la más importante en Emiratos, hay que adentrarse 80 kilómetros desde la costa hacia el interior hasta alcanzar la región de Mlieha al Madam, situada en la frontera con Omán y a los pies de los Montes Hajar.

«Aquí lo que se está produciendo es una auténtica revolución de la arqueología del mundo árabe», aseguró Carmen del Cerro, directora de la misión de la Universidad Autónoma de Madrid, la única española que trabaja en el golfo Pérsico.

Los investigadores han sacado a la luz casas, piezas cerámicas y herramientas de la Edad de Hierro, entre el 800 y el 600 antes de Cristo.

También han hallado una fábrica de adobe y las canalizaciones que empleaban para captar agua de la capa freática, denominadas «falaj», y que son las más antiguas de la región hasta ahora excavadas.

«Lo fundamental es que hemos logrado reconstruir con todo detalle cómo era la vida en este lugar en aquella época: cómo trabajaban, qué materiales empleaban en sus construcciones, qué cazaban, qué comían o cómo eran sus enterramientos y los ajuares», subrayó Del Cerro.

Los estudios han revelado que tenían una completa alimentación que incluía cereales, legumbres, carne y derivados lácteos.
Además, se ha averiguado que cazaban gacelas, liebres y fenecos -un zorro pequeño de las dunas-.

Fue en esa época cuando se comenzaron a domesticar camellos y a surgir las caravanas, que se utilizaban para trasladar productos marinos hacia el interior.

En cuanto a las necrópolis, estaban compuestas por tumbas pequeñas, probablemente para una o dos personas, y los ajuares que se han encontrado dentro de ellas estaban integrados por cerámica y piezas de clorita, en la mayoría de los casos recipientes y vasos, pero también cuentas de collar.

Estos descubrimientos han sido posibles gracias a que el pueblo está construido con una masa realizada utilizando la roca natural existente en la zona, que ha hecho que sus obras perduren con una enorme solidez en el tiempo.

Es tal la minuciosidad de la investigación que incluso han logrado averiguar que la mayor parte de las personas que trabajaban en las balsas de amasado de la fábrica de adobe eran niños de entre 6 y 10 años.

La datación de la excavación -perteneciente a «Hierro II y Hierro III»- está más que contrastada, según reveló Del Cerro, ya que se ha llevado a cabo a través de la prueba del carbono 14 y otras de gran rigurosidad como la curva de calibración marina, que permitió analizar los fósiles de moluscos que aparecieron en el yacimiento.

Los trabajos se iniciaron en el año 1994 bajo la dirección de Joaquín Córdoba, catedrático de Historia Antigua de Oriente en la Universidad Autónoma, quien estuvo al frente de los mismos hasta que en el año 2013 se hizo cargo Del Cerro.

En estos 22 años han pasado por la excavación unos setenta especialistas, muchos arqueólogos, pero también restauradores, topógrafos, geoquímicos, antropólogos, arqueozoólogos, paleobotánicos y expertos en georadar y campos magnéticos.

Un despliegue que ha sido posible por el interés del emirato de Sharjah, que financia en un 85 por ciento los gastos de la excavación. El resto corre a cargo del Ministerio de Cultura de España y de la propia universidad.

Del Cerro ha permanecido hasta el 15 de marzo en Emiratos preparando las 200 piezas que integrarán la exposición sobre la historia de Sharjah -del Paleolítico a la época Preislámica- que acogerá el Museo Arqueológico de Madrid entre abril y mayo.

Para ello, también se encuentra en el país árabe el restaurador español Miguel Ángel Núñez, un especialista de larga trayectoria en el golfo Pérsico, donde se ha ocupado de sacar brillo a la mayor parte de las piezas que se exhiben en el recientemente inaugurado Centro Arqueológico de Mlieha.
Entre las obras que prepara para la muestra de Madrid se encuentra una estela funeraria -«la joya de la corona»- que fue hallada el pasado noviembre.
«La importancia de esta estela del siglo III antes de Cristo radica en que ahora se sabe que la existencia del Reino de Omán es al menos unos 300 años anterior a lo que se pensaba», dijo el restaurador.
Grabados en la misma aparecen textos tanto en surarábigo como en arameo, en los que un sacerdote deja claro que sirvió al rey omaní.
Es una destacada revelación arqueológica, que a día de hoy ni siquiera han recogido publicaciones especializadas, y que en solo unas semanas podrán conocer de primera mano todos quienes se acerquen hasta el Museo Arqueológico de Madrid para descubrir el pasado de Sharjah.

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